—Yo, Fulano y Mengano —dice el niño.
—El yo va al final —corrige el adulto.
Y me quedé pensando en eso de que en español esto no es regla sino una recomendación de cortesía.
Tamaña paradoja esta corrección donde el lenguaje tira al final de la fila al yo (y por cortesía). Después hay que andar haciendo malabares para sostener a ese yo hablando en primera persona para que su voz se escuche.
Pasaron unos días y llegué a una conclusión: adelante o atrás, ese yo, tiene que estar en paz. Punto.