El valor de las palabras

“Una imagen vale más que mil palabras”, dice el refrán popular. En oratoria hablamos siempre del valor de los gestos, la importancia del tono y la entonación, de las distancias, de todo lo que es no verbal y paralingüístico. Suelo poner el mismo ejemplo:

—Dale Ale —le digo a mi hijo.

Si se lo digo con una sonrisa y entusiasmo, entiende que lo motivo o lo aliento.

Si se lo digo neutro, tenemos que entrar en otro circuito de comunicación.

Si se lo digo con los hombros caídos, moviendo las manos con fastidio, entiende que estoy enojada.

Y esto sucede porque la manera cambia el sentido de las dos únicas palabras que estoy usando: “Dale Ale”. Sin embargo, esas palabras tienen que estar ahí porque sino están, todo lo otro tampoco.

Cuando hay ruidos en la comunicación que tienen que ver con la interpretación, aparecen esas frases tales como: “vos me dijiste eso mirando a tal lado” o “con esa cara” o “con esa forma de decir” … y tantos etcéteras más.

Muchas de las interferencias en la comunicación tienen que ver con lo no verbal, por eso interesa tanto el tema. Y mucho de los efectos de la comunicación verbal, dependen de lo gestual, por eso se pone tanto énfasis ahí.

Sin embargo, creo en el valor de las palabras para hablarnos y hablar al otro, porque entiendo que todo lo que la comunicación complica, la misma comunicación puede simplificarlo. Pero para eso, hacen falta las palabras. Incluso cuando un abrazo, una mirada o la sola presencia sean necesarios, las palabras son la semilla.

Luisa Maria Ahumada

Escritora. Comunicadora. Profesora. Mamá. Obras publicadas: Ciclotimias (poesía). 400 Días, Relaciones en tiempos modernos (novela), Habla Conmigo (cuentos). Palabra de mamá, sin etiquetas que limiten (ensayo). Además, participa en diferentes antologías, revistas y otros medios de comunicación.

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