ensar las palabras. Hablar es importante, y hacerlo en el momento preciso, mucho más.
Esta idea nos deja frente a un camino permanente y que empieza adentro, una conversación interna donde se clarifique el mensaje. Luego, abrir la puerta para salir (a jugar).
Decir fuera de tiempo puede hacer que la forma en que salga no sea la mejor: con nostalgia, enojo o resignación, porque quizás ya sea demasiado tarde. Entonces, decir a tiempo adentro y después afuera, o al mismo tiempo. Decirlo y practicar mucho, para aprender a hacerlo en el momento preciso.
Es un aprendizaje constante, y cuando se siente haberlo hecho “bien” (funcionalmente) aparece la magia, hay paz.
