Hoy sabemos que las emociones atraen situciones que son producto de las respuestas de nuestros interlocutores, porque eso que sentimos se comunica a través del cuerpo; es decir, una emoción como el miedo está hablando por nosotros a través del gesto y sin palabras. El otro que tenemos como receptor lo percibe en la manera de pararnos, de hablar o de movernos. Por eso, cuando tenemos miedo a una situación comunicacional, es importante plantearnos qué nos está pasando y por qué.
Desde el auto-conocimiento relacionado a las causas de ese miedo, a su origen, podemos proponernos estrategias cuidadas y amorosas para superarlo. No se trata jamás de suprimirlo, porque el miedo está ahí para avisarnos que algo que tenemos al frente nos preocuopa e importa. La clave es que nos ocupemos a consciencia para que ese miedo vaya al lado y que no sea un obstáculo en nuestros procesos de comunicación.
Más miedo tenemos, más atraemos esas situaciones. ¿Por qué? Porque las generamos, las visualizamos, las damos como entendidas o vividas, las reactualizamos en nuestra memoria y las comunicamos a través del cuerpo.
El miedo está ahí y debemos respetarlo, pero no por eso, agrandarlo como un fantasma que no nos deje avanzar.
¿Qué podemos hacer entonces? Practicar técnicas de auto conocimiento, meditación, visualización, anclajes y respiración para salir adelante de forma cuidadosa, exponiéndonos de manera paulatina a eso que nos da miedo, enfrentarlo y superarlo. ¡Manos a la obra!