A veces las emociones nos atraviesan a una velocidad imposible de alcanzar por las palabras. Si no te salen o salieron mal, no te juzgués ni te culpés.
Date tiempo, las palabras están ahí, ya van a salir. Es importante decirlas: esperarlas, buscarlas y darles el lugar en el camino. Nadie va a hacerlo por vos, nadie va a hacerlo mejor que vos porque las palabras son de cada quien.