En qué momento incorporamos el discurso de que tenemos que hacer todo y de que todo tiene que estar bien hecho.
En qué momento dejamos de entender que somos seres humanos y que aprendemos por repetición, por práctica y, fundamentalmente, a partir del error.
En qué momento fue que nos olvidamos de que disfrutar nutre el desarrollo de un talento.
No sé en qué momento fue. Sí sé que este es un buen momento para darnos permiso para ser humanos.