Hay varias técnicas para emocionar. Sin embargo, creo yo, cuando silenciás los ruidos exteriores e interiores, escuchás un voz, un ritmo. Es el de tu corazón. Así, llegás al del otro.
Si pensamos en rebuscadas estrategias comunicacionales para conectar con el que nos escucha (desde un hijo hasta el potencial cliente), bajemos todos los interruptores. A veces, en el oscuro silencio de la soledad, aparece la manera exacta de decir en tiempo y forma para iniciar una hermosa conversación con el que escucha y que a partir de esa genuina comunicación, tendrá ganas también de empezar a hablar.
Dicho de forma más sencilla: cuando hablamos con el corazón, llegamos al corazón. Punto.