Las palabras tensan la cuerda sobre la que hacemos equilibrio.
El justo medio es una compleja tarea que supone empatía con la propia necesidad y con la ajena.
En la comunicación, las emociones que disparan esas necesidades (insatisfechas o buscando ser saciadas) tienen una autonomía que pueden llevarnos a hacer o decir de un modo disfuncional para el vínculo. Las palabras son la herramienta para regular esas emociones y equilibrar el mensaje en función de las necesidades.
Encontrar las palabras, enunciarlas en voz alta para sí mismo y para otros, es una tarea compleja. Sus efectos la justifican.