Fluir en los tumultuosos tránsitos acuáticos no es mi fluir. Dejarme llevar por la corriente, arrastrarme por la furia de lo intransigente. El agua del río que avanza sin freno, el agua del lago suspendida a la espera, el oleaje que va y viene siempre en el mismo movimiento. Hay movimiento, aunque no alcanza. No puede ser la misma agua. Es otra, aunque no alcanza. Fluir sin márgenes, sin orillas que encaucen no es mi fluir.