Los postigos se abren a unos ojos espías.
Estoy sobre la cama que me sostiene cansada.
El viento es el serrucho que sobre mí desvaría.
Cortarme o cortar esta racha de oscuridad
si es que con el aire también entra luz.
Entonces veré el escritorio sin papel,
levitaré para reconocer mi habitación,
cortaré la madera para hacer una cruz
con la que escribiré mi resurrección.