Quisiera que no digas esa última oración que se te escapa como un suspiro. Y entonces todo sería perfecto para mí. Aunque no para vos, lo entiendo. Sería imperfecto que no lances con ese soplido de aire cada palabra que a mí, por más que no lo sepas, me rasguña el alma. Quizás, el silencio nos queda mejor. Quizás, esa distancia verbal sea una manera de estar cerca. Quizás.