No hablemos de lo que no hace falta.
Hagamos silencio.
No repitamos palabras que pierden sentido
cuando se las pronuncia de forma maquinal.
Hagamos silencio.
No usemos una sigla para dejar a alguien herido
cuando se trata de una etiqueta que es estigma.
Hagamos silencio.
No llenemos redes sociales venerando el sistema
que usa las palabras para armar esos test divinos.
Hagamos silencio.
No hablemos de conductas que definen estereotipos
cuando eso determina por oposición otro estereotipo.
Hagamos silencio.
No hablemos de lo que no hace falta.
Que para eso están los sabios farsantes
cuando nos hacen creer que no podemos ser.
Hagamos silencio.
Que para los que señalan con el dedo es un peligroso lugar.
Ese silencio donde habita el amor de verdad.