La primera oración la escuché de un cliente mientras hablábamos por teléfono. La segunda, se la dijo mi sobrina a su hermana cuando estábamos jugando al ludo y su ficha cayó en la plumita. La unión de las dos oraciones que me quedaron grabadas en el día, dispuestas en diálogos, hacen una invención. Hay historias en todas partes.