Hoy fui a entrenar y la clase, como sucede en esta nueva normalidad, fue en mi cuadrado. De repente, recordé esas clases donde la profe adelante y nosotras detrás, nos movíamos internando no chocar a la otra, buscando un buen lugar para ver y hacer mejor, pero sin molestar al del lado. Incluso tratábamos de llegar antes para tener un buen espacio. Todas juntas, mezcladas, sin un límite claro.
Después, desde ese cuadrado delimitado con cinta, pensé en la canción que mi compañero una vez me hizo escuchar, inaugurando una FILOSOFÍA DE VIDA. Dicen Los Rebos en Sin Codificar: “Cada uno en su cuadrado, voy de lado a lado, cada uno en el cuadrado, lado a lado, saltando en el cuadrado, saltando y giramos, nadamos en el cuadrado, nadamos y giramos. Y voy de lado a lado, cada uno en el cuadrado. A caballo en el cuadrado…” Y sigue.
Más claro, echale agua.
Después pensé en un tip que damos en ORATORIA:
Moverse en el metro cuadrado de conocimiento y experiencia. Es decir, empezar a ser, hacer y hablar por la habilidad, por lo que nos sale bien, pero, fundamentalmente, por lo que disfrutamos. Se los tiro así para que lo piensen, no saben lo bien que funciona!!
Por último, la profe gritó “cambioooooo” y llegó la hora de un ejercicio de equilibrio.
Me miré en el espejo entre los vértices demarcados por la cinta. De a ratos se siente lejos, de a ratos se vivencia cómodo. Y Los Rebos otra vez en mi cabeza: ”Me peleo con el de al lado, me amigo con el de al lado, choco los cinco con el que tengo al lado, le digo chau al que tengo al lado. Cada uno en su cuadrado.”
Límites claros, el equilibrio.
