La intención comunicativa pone en funcionamiento todo el engranaje lingüístico que nos permite conectar con otros. ¿Cuánto tiempo se necesita para aprender un nuevo idioma? ¿En cuánto superamos el pánico escénico o miedo oratorio? ¿Cuánto tarda la terapia de un niño que no aprendió a hablar “en tiempo y forma”? ¿Cuánto nos lleva resolver un trauma que nos enmudeció? El primer consejo es olvidarnos del tiempo, porque es errónea la premisa, el tiempo no es la intención. No tiene que interesarnos, es un efecto del verdadero interés de un proceso comunicacional.
Puede sonar complejo, pero es muy simple: si queremos mejorar la comunicación (habiéndonos puesto de acuerdo en la definición de “mejorar” que para mí significa disfrutar para expandirnos y conectarnos), si queremos mejorar entonces, lo mejor es enfocarse en la intención, en el interés que enciende la atención y después la curiosidad y así, diversos procesos y elementos que hacen de la comunicación humana un engranaje mágico. Vayamos a disfrutarlo que, como en los cuentos maravillosos, el final siempre será feliz.
